A través de esta fiesta se rememora la ancestral labor de la malla de cereales, la actividad en la que los agricultores separaban el grano de la paja. Vecinos y visitantes, que acuden a Meira con motivo de las fiestas patronales, ocupan la Praza Maior, a donde es trasladado el trigo, para asistir a la representación de un agotador trabajo estival que se hacía a mano hasta la introducción de las máquinas con motor. Vecinos de Meira y de los alrededores participan en la demostración de la malla. Una parte se hace a mano y otra con desgranadora mecánica, con un sonido de gran poder evocador entre las gentes de esta tierra.
Una concurrida comida popular, puestos de artesanía, una muestra de maquinaria antigua y actuaciones de grupos musicales durante todo el día contribuyen a aumentar el interés y la animación de esta fiesta de fuerte carácter etnográfico.